“Los sabores tradicionales de helados: fresa, crema, vainilla, o
chocolate, existen en todas las heladerías. La posibilidad de tomarlos de otros sabores, de
tomarlos en distintas combinaciones, es algo que no piensan los tradicionales
heladeros. Mejor aun si ofrecieran no solo muchos sabores, sino también una
buena variedad de acompañados: pasteles, tortas, muffins, etc. Igual sucede con las cafeterías y
el café. La experiencia de tomar
helados o de degustar un café, con ingredientes que personalicen el pedido se
está convirtiendo en un acto de afirmación de la propia identidad”.
Lo mismo sucede con la noticia y la crónica. La crónica es: "añadir sabor y complementos a la noticia".
(Parafraseando a José Luis Orihuela: “Personalizar la oferta”, 26-09-2011, www.digitalmediaweblog. )
Lo mismo sucede con la noticia y la crónica. La crónica es: "añadir sabor y complementos a la noticia".
(Parafraseando a José Luis Orihuela: “Personalizar la oferta”, 26-09-2011, www.digitalmediaweblog. )
Con una buena dosis de decisión y
esfuerzo, empecé el tercer módulo de la “Maestría en Periodismo” enfrentando la
unidad: “Periodismo interpretativo”.
El tema sonaba. Aunque no tenía una idea clara de su
enfoque de contenido. Fue clarificado prontamente por Esteban Michelena,
periodista narrador de crónicas –muchas de ellas premiadas en concursos- y
autor de una reconocida novela. El definió el eje de curso, relatándonos cómo
sus crónicas eran “un arte, encontrando detalles, y describiendo sentimientos
que emocionen”, en definitiva narrando historias desde dentro, de tal manera
que el lector se sienta conmovido, impactado.
El periodista escribiendo
crónicas debe descubrir, involucrarse, y a la vez relatar objetivamente. La
crónica relata, informa, “no solo de manera seca, como la noticia, -o lo
indispensable para que se conozca-, sino también emocionando con detalles”.
Ejemplos: “Caracas sin agua”
“Vivir para contarla”, de García Márquez, o “A sangre fría” de Truman
Capote, o “La reina del Sur” de Pérez Reverte, o el “Libro de Manuel” de
Cortázar, o “La novela de Perón” de Tomás Eloy Martínez. Y un largo etc... De
autores y de obras.
Para Esteban: “La crónica
sensibiliza al periodista y al periodismo. La crónica es a los géneros
periodísticos, lo que el jazz es a la música”. Cuenta historias, cuenta
emociones, hace belleza. Conmueve y junta a las personas. Es preferible
narrarla en pequeños módulos (parrafitos, modulitos). Descubriendo que piensan
y sienten los personajes. Involucrándose en el relato. Buscando fuentes y
referentes para seguir construyéndola.
“La crónica y la novela (son
géneros fronterizos) tienen una tenue línea divisoria. Cuenta historias
verídicas, con recursos periodísticos. Otros ejemplos: “Un hombre muerto a
puntapiés” de Pablo Palacio. “Quito Antíguo” de Jorge Rivadeneira, “La guerra
del fútbol” de Kapuscinsky, “Atacames Tonic” de Esteban Michelena, “Un funeral
chino” de José Martí. Existen
ejemplos de crónicas musicalizados en algunas canciones salsa de Willie Colón,
de Juan Carlos Vives cuando relata la historia de Moralitos, o la de Escalona.
“Debe de tener un un cable a tierra: la realidad”, si es inverosímil, fracasa.
La crónica requiere que en su
construcción se usen todos los sentidos: debe mirarse, oírse, olerse,
leerse-mirándola, y hasta paladearse.
El autor debe recoger datos, de hechos verídicos, testimonios,
resolviendo las 5 preguntas básicas de la construcción de noticias: qué, quién,
cómo, cuándo, donde. (Vale decir: con recursos de redacción -lenguaje creativo y literario- seguir las reglas del periodismo. La
crónica enriquece a la noticia, la descompone, “muestra ángulos especiales,
haciendo acercamientos, como los zoom fotográficos”.
Con estos antecedentes en el
curso, se analizaron crónicas como: “Un fín de semana con Pablo Escobar”, “Un
fin de semana con Cochise”, “El MC de las tinieblas”. El resultado fue
fantástico: “El dinosaurio
entendió la crónica, en su arquitectura, y en su expresividad”.
La tarea aplicativa fue:
basándose en el narco-corrido “El Trailer”, construir la noticia y elaborar la
crónica.
NARCO CORRIDO “EL TRÁILER”:
Pablo, Gilberto y Miguel eran hermanos de
sangre.
Primero eran comerciantes, y traficantes más
tarde.
Por eso pensó Miguel: que se compraran un tráiler.
Decían que eran comerciantes, que iban con rumbo
de Cali.
Así pasó mucho tiempo traficando por el valle.
Sin que nadie sospechara, lo que escondían en el
tráiler.
Ya los habían descubierto pero nadie decía nada.
Querían darles más confianza para descubrir
la banda:
encontrar la mercancía, saber quien se la
compraba.
Y se pusieron de acuerdo los policías y
aduanales
Como si nadie supiera lo que pasaba en el
trailer,
para que no se opusieran, cuando fueran a
arrestarles.
Descubren el cargamento los policías y
aduanales.
Traían carga al por mayor, entre las llantas del
trailer,
y armas de gran valor, que escondían por todas
partes.
Se agarraron a balazos, cayendo pa' todos lados,
los policías y aduanales todos estaban armados.
Y así terminan las vidas de tres que fueron
hermanos…”
Maestría de Periodismo- UDLA
Trabajo de "Periodismo
Interpretativo"
Por: WILSON AYALA
NOTICIA:
(Diario El Heraldo, Cali 12 de agosto 2011) (Ficción: Creando una noticia, basándome en la letra del narco corrido).
CAYÓ ABATIDA BANDA DE NARCOS:
2 POLICIAS MUERTOS Y 3 ADUANEROS HERIDOS.
TAMBIEN FUERON ELIMINADOS NARCOS
MAS BUSCADOS: TRES HERMANOS
VILLARREAL.
Ayer a las 05:00 horas, en el
retén aduanero de Palo Seco, a 22 Kilómetros del puerto de Buenaventura, se
produjo un enfrentamiento entre narcos y las Fuerzas del Orden. El Comandante
de Policía del Departamento del Cauca, informó en rueda de prensa, al final de
la tarde: se organizó un operativo conjunto entre las fuerzas de Policía y la
de Aduana, a partir de una
denuncia reservada. Afirmó que cayó abatida la poderosa banda de narcotraficantes,
la de los hermanos Villarreal.
Mencionó que, cuando las fuerzas
del orden dieron el alto a un trailer, para el respectivo registro, los
antisociales abrieron fuego contra la autoridad. Del enfrentamiento que duró
mas de una hora, resultaron muertos dos policías que responden a los nombres de
N. Cifuentes, A. Mendoza. Además fueron heridos con impactos de bala los
guardas de aduana: L. Carrillo, J. Palomino y M. Riera.
En el enfrentamiento resultaron
abatidos tres peligrosos contrabandistas narcotraficantes: los hermanos Pablo,
Gilberto y Miguel Villarreal, pertenecientes al conocido Cartel del Cauca, y
que eran buscados desde hace algún tiempo.
Luego del duro combate, -dijo el
comandante- y al proceder al registro del trailer, se encontró un alijo,
consistente en 250 kilos de pasta base y muchas armas. La droga estaba
escondida entre las llantas y la
carga que transportaban. Tanto las armas como la droga han sido consignados ante la fiscalía.
El trailer, que cuenta con un poderosos equipo de radio telefonía, permanece
retenido en los patios del Cuartel de la Policía.
El Comandante, también informó,
que los policías fallecidos están
siendo velados en el Salón de Honor del Cuerpo policial . Su inhumación será
hoy a las 16:00 en el Cementerio Jardines del Cielo. También dijo, que los
aduaneros heridos, se recuperan en el policlínico de la institución. Que su
situación es estable sus heridas no revisten gravedad.
Indicó además, que los cuerpos de los contrabandistas, yacen
en la morgue, y permanecerán con custodia policial, por disposición de la
autoridad. Hasta el momento nadie se ha presentado a reclamarlos. Manifestó
finalmente, que las autoridades no cejarán sus esfuerzos para frenar el
contrabando y el narcotráfico.
(La nota de prensa trae una
fotografía en la que se observan en el patio policial: el trailer, y junto a
el, la droga en paquetes, acomodada en el suelo. Así como una mesa, en la que
se exponen varias pistolas(8),
fusiles (16), subametralladoras (3) así como abundante munición,
presumiblemente de esas armas).
CRONICA: “LAS TRES
CRUCES”
Eran apenas pasados pocos minutos
de las 7 de la mañana, del 12 de agosto 2011, cuando sonó el celular de Queta.
Lo que primero escuchó, y trató de descifrar entre gritos, sollozos, y ahogos,
de su amiga Guada, fue: “Los
mataron…, Dios mío… Los mataron,
Santo Cielo… Los mataron. Los mataron… Están muertos…
Queta no supo que hacer.
Instintivamente, lo intuyó y enseguida ella empezó también a sollozar.
Desesperada cerraba los puños, clavándose las uñas en sus palmas y gritando: “Diosito… Los mataron… Los
mataron… No puede ser, los mataron… Están muertos…Diosito, están muertos…”
Guadalupe, amiga de Queta, y
compañera de Pablo Villarreal, había llamado apenas escuchó la noticia. La leía
el presentador de noticias de RCN, en el Noticiero Kriptón de primera hora en
la mañana: “Cayó abatida banda de narcos… Fueron eliminados tres peligrosos
contrabandistas narcos… Cayeron en su ley los hermanos Villarreal. Pablo,
Gilberto y Miguel, están muertos…
También en las fuerzas del gobierno hay dos muertos, y tres heridos…” –No terminó de oír lo que
se decía en la televisión-
cuando Lupe, inmediatamente llamó
a Queta…
Gaby, también lo supo casi a la misma hora pues desde la
víspera ya sentía algo como un nudo en el estómago… Le decía a su madre: “tengo un mal sentimiento... Tengo un
mal sentimiento… Algo malo va a
pasar… Tengo un mal sentimiento…” Lo escucho por la radio, y también se desató
en llanto…Llamó enseguida por el celu a la Lupe y las dos llorando, decían al
tiempo: “Los mataron… Los mataron…
Gabriela, gritaba, lloraba desesperada “Han matado a mi Miguel, han matado a mi
Miguel…” “Yo lo sentia… Yo lo sentia…
Han matado a mi Miguel… Sí… Yo sí lo sentía…”
Horas después Queta no lo podía
creer, apenas hace dos días había estado con Gilberto, su compañero. Habían
hecho planes para convivir establemente desde el 30 de agosto, la fiesta de Santa Rosa. Ya que como
homenaje a su nombre, pues se llamaba Rosa Enriqueta, aunque todos le decían la
Queta -quería Gilberto
celebrarle-. Guapa caleña, que vivía con su familia -cuando no estaba con
Gilberto- a sus 24 años todavía vivía en el barrio Las Cruces, al pie del cerro
del mismo nombre, en la ciudad de Cali. Sus amigas Guadalupe y Gabriela, de 23
y 21 años, primas entre si, también vivían cerca y en el mismo vecindario.
La Queta soñaba una vida feliz. Una familia con niños, un
chalet en Chapinero, pues le decían,
ese si que es un gran barrio en Bogotá… Estaba cansada de Cali… Gilberto la escuchaba y respondía: “ten
paciencia Queta… Allá nos vamos… Pero ten paciencia… En 2 o tres años allá
estamos”.
Miguel conoció a Gaby hace 4 años,
ella tenía 17. Rubia, delgadita, ojos claros, buen andar. Había sido proclamada
la Reina del Barrio, y él asistió a la verbena de coronación, ella se fijó en
Miguel, que siendo tan joven,
había hecho una donación para la fiesta y para el barrio de 25 millones de
pesos ( unos$ 10.000 dólares).
Miguel era generoso, le gustaba impresionar. Además había empezado a
tener su buen dinero, desde que con sus hermanos vendieron la vieja camioneta,
y compraron el trailer que lo manejaban por semanas cada uno. Aunque, y casi
siempre, viajaban los tres juntos.
Poco tiempo después, en la fiesta
de graduación del bachillerato de
Gaby, -a la que asistió-,
Miguel le propuso salir y
ser algo mas que amigos. Los padres se opusieron a esa relación, eran ricos,
dueños de un gran almacén, la Bodega y Miscelánea “La Flor del Valle”. Consideraban a Miguel como un
comerciante de poca monta. Sin embargo,
a regañadientes lo aceptaron, ya que Miguel vestía bien, y siempre le
llevaba buenos obsequios. Miguel le había compartido a Gaby, que efectivamente
antes eran bastante pobres, que a duras penas en tres años habían comprado una
vieja camioneta. Pero, que desde que
convenció a sus hermanos de venderla, para comprarse un trailer, todo
había cambiado.
Un trailer de 30 toneladas, si
dejaba dinero, buen dinero. Sí, ellos eran cholos, eran la argolla de la
zambada del barrio. “Los tres hermanos siempre seremos familia. Tenemos valor, agallas y estilo”, -decía Miguel- “siempre
tendremos estilo. Siempre seremos equipo”.
Pablo, el mayor de los hermanos,
se había unido con Guada, prima de la Gaby. Miguel los había presentado. Pablo,
que tenía 30 años, el mayor, era
el mas retraído. Siempre a sus
hermanos les repetía: “ya nos metimos en esto, tenemos que ser cuidadosos,
tenemos que cuidar “la merca”, tenemos que llevarla con cuidadito… Con mucho
cuidadito”. Al principio, comenzaron con poco, -recordaba-, con gran esfuerzo
económico empezaron con uno, luego
dos kilos de la merca, en
la vieja camioneta. Eso, hace mas de tres años, y les bastaba. Pero Miguel de 25, y el
menor de los hermanos, insistía: “Podemos ganar mas, podemos ser ricos. Podemos
llevar mas… Compremos un trailer…”.
Cuando empezaron con el trailer,
nadie sospechaba. Siempre decían que eran comerciantes. Comerciantes honrados. Sí, pero eso era
al principio.
Cada kilo les rendía como mil
dólares. Lo compraban en los llanos, y vendían en Cali, junto con los otros
productos: café, cacao, bananas, piñas, mangos y demás productos. Uno o dos
kilos por semana, luego mas, y
después bastante mas…
Pronto Pablo, también se enamoró
de su Guada. Si bien no era tan linda y agraciada como Gaby, pero en cambio tenía un carácter
alegre y extrovertido que a Pablo le encantó. En secreto, “algo de sus
negocios” le había contado a su Guada, pero haciéndole jurar que jamás dijera a
nadie. “Ni en confesión”, -le había dicho-, “si no, te dejo y te mato… después yo me mato… No te olvides que mis hermanos matarán a
tu familia –dijo-” Era un
desalmado.
Pablo, era empeñoso, celoso
marcando su territorio, marcando su carga, clasificándola, cobrando y
distribuyendo bien el dinero entre los hermanos, a iguales, -decía-. A iguales
porque somos equipo, -somos tres y a tres nos toca, decía a sus hermanos-. Por
eso, compró tres pistolas 38 super, iguales para los tres, porque somos tres, y
a tres nos toca. Por eso, compró tres Rolex iguales para los tres,
porque somos tres y a tres nos
toca. Por eso, compró tres depar iguales, grandes los tres, porque somos tres,
y a tres nos toca… Por eso, amobló y los equipó iguales y lujosamente, porque
somos tres, y a tres nos toca -dijo-. Por eso siempre insistió en que cuando
lleven mucha merca, siempre irían los tres, porque somos tres y a tres nos
toca, -imponía-. “No los quiero acelerados, somos tres, y los tres nos
defenderemos con pistolas, los fusiles, y bazucasos. No olviden que somos
familia, somos equipo, que somos tres, a los tres nos toca…”. Por eso, compró
tres grandes cruces de oro, de 80 gramos cada una, con cadenas que pesaban el
doble, y que los tres siempre
lucían. “Porque somos tres, y a tres nos toca”, -decían santiguándose.
El trailer, era rojo, le habían
puesto un aire acondicionado
poderoso. Una radio muy potente, que sintonizaba la frecuencia de la policía.
Dos equipos de Tv, uno para al asiento del acompañante, y uno para el catre del
que iba descansando. Tenía la cabina un mini bar muy bien provisto: licores
finos, cigarrillos y golosinas. Y una buena colección de música de rancheras y
corridos que les gustaba disfrutar.
A los tres les encantaba el buen rollo.
Llevaban “la merca”al puerto de
Buenaventura. 250 kilos de la buena. Calculaban su ganancia en un cuarto de
millón, y pensaban en espaciar mas sus envíos. Sospechaban que uno de los
proveedores del Llano no era de confiar, sospechaban que el cholo Quintana era
doble. A veces estaba con los “compas del nego”, pero tenía parientes policías. Querían buscar proveedores en otros
lados, mas seguros.
Miguel conducía el trailer, le
gustaba acelerar en las curvas, decía:
“de las mujeres y de las carreteras, me encantan las curvas, siempre me
acelero con las dos, siempre me gustan las curvas…”
En la curva de antes del retén lo
presintió, le pareció ver hombres
vestidos totalmente de negro, talvez unos diez o doce. Salió acelerando de la
curva, a la llegada de la aduana de Palo Seco. Si, allí los vio. Encapuchados, de negro, le ordenaban: PARE… PARE…
¡Nos jodimos, broders! Gritó a sus
hermanos, aceleró, pero luego de
la cadena de la aduana estaban tres camiones cruzados. Frenó con todas sus
fuerzas, pero chocó contra el
primero. Con el camión chocado por delante envistió al segundo… Quería
escapar. No avanzó a llegar al tercero… El trailer se detuvo… Empezó la
balacera…
El cholo Lino Quintana, los había
denunciado, hace tres meses. La Policía, los seguía, querían saber: no solo a
quién compraban, sino dónde llevaban, a quién entregaban, cuál y cómo era su
red… Por eso previnieron a los
aduaneros. Otras veces, los aduaneros aceptaban sobornos de 500 dólares cada
uno, y no eran mas de cinco en el retén,
y el jefe siempre llevaba 1000. Los aduaneros siempre negaron, y lo negaron ofendiéndose. Pero esta vez
la poli se impuso, los conminó y amenazó con enjuiciarlos si prevenían a los Villarreal… Así
pasó.
Cuando rugieron los frenos, el
estrépito del choque fue durísimo. Empezó la quemazón de la reventadera de
tiros… Los policías y los aduaneros, debían ser mas de cien, estaban escondidos
en el monte. Los hermanos salieron apresuradamente de la cabina, y echando
cuerpo a tierra, parapetándose en las enormes llantas del trailer, disparaban a
todo lo que se movía. Resistieron, habían sacado mas de mil proyectiles cada
uno, “Somos tres y somos uno”, “Somos tres, somos familia, aquí nadie se
ahueva, somos tres y tres nos toca…” Decían, dándose ánimos, sentían llegar las
balas cerca, pero no sentían miedo.
“Ya le dieron al Cifuentes”, oyeron los hermanos, luego de mas de veinte
minutos de pura bala. “Ya le
dieron al Mendoza”, oyeron cuando empezaba a clarear…
Miguel, ya no tenía munición y
dijo a sus hermanos: “Voy por mas chispas, a mi ya no me quedan”, “-Sí, trae
mas- dijeron, Gilberto y Pablo”, Miguel salió, desde las llantas traseras,
avanzó hasta bajo la cabina, con dificultad abrió la puerta, deformada por los
impactos, entró y se oyeron ráfagas de metralla Miguel, no regresó…
Empezaba a salir el sol, cuando
los últimos cartuchos fueron disparados por Pablo y Gilberto, que cayeron
abatidos. Al acercarse al trailer, los regulares encontraron que Pablo,
inerte, en el suelo, tenía las
manos en su cuello y apretaba su cruz de oro fuertemente… Gilberto, también
muerto, sostenía con su mano izquierda un fusil y la otra
junto a su boca la cruz, en un aparente beso de despedida… Miguel yacía en la cabina, en su mano
derecha apretaba una pistola de empuñadura de oro. Al retirar la pistola de su
mano también encontraron que apretaba su cruz…
Fue una tarea algo difícil,
escribir la crónica anterior, pero finalmente nuestro amigo el dinosaurio está
dando sus primeros pasos en crónicas.
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